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International Journal of Collaborative-Dialogic Practices

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Terapia de Familia y Pareja: Una visión orgánica e incluyente*

Alejandra Proaño Sánchez**
Vancouver, B.C., Canada

Resumen: “Terapia de Familia y Pareja: Una visión orgánica e incluyente” es una reseña crítica sobre la segunda edición del libro Terapia de familia y pareja (2013), por Arturo Roizblatt (Ed.), publicado por la editorial Mediterráneo (ISBN: 978-956-220-356-2) en Chile. La reseña incluye las voces de los 27 autores compilados en los 21 capítulos del libro, más un análisis crítico de 9 puntos claves para el campo de la terapia familiar derivados del texto en cuestión.

Palabras clave: Reseña; familia; pareja; terapia; América Latina.

Terapia de Familia y Pareja: Una visión orgánica e incluyente

Terapia de familia y pareja (2013), por Arturo Roizblatt (Ed.), de la editorial Mediterráneo (ISBN: 978-956-220-356-2), es un volumen de 443 páginas que aborda la terapia de familia y pareja desde diversos enfoques teóricos y prácticos. El libro incluye 21 capítulos escritos por profesionales líderes en el campo y se organiza en cinco secciones.

La Parte 1 se compone de tres capítulos. En el Capítulo 1, Javier Vicencio resume los niveles lógicos que idealmente conforman parte del entrenamiento del terapeuta familiar, y reseña el desarrollo de la disciplina junto con las contribuciones particulares de diversas perspectivas teóricas. Vicencio identifica los factores característicos del terapeuta sistémico, sus competencias y meta-competencias, y resume el estado de la eficacia en el campo. En el Capítulo 2, desde la perspectiva integrativa, y en acuerdo con la teoría de los factores comunes, William C. Nichols describe el proceso terapéutico de la familia analizando las diferentes formas de alianza terapéutica, diagnóstico y evaluación. En el Capítulo 3, Sueli S. Petry y Mónica McGoldrick proponen el genograma como un proceso terapéutico colaborativo. La construcción del genograma permite abordar múltiples lecturas del caso clínico. Pero también puede ser una herramienta y un mapa del proceso terapéutico que se manifiesta como una serie de entrevistas acerca de la situación familiar actual, los esfuerzos realizados por resolver el problema, las transiciones en el ciclo vital, y la historia cultural y étnica de la familia.

La Parte 2 abre con un capítulo de Wendel A. Ray, y Paul Watzlawick, quienes describen los aspectos esenciales del enfoque interaccional, y subrayan las implicaciones prácticas de los cambios paradigmáticos conjugados por los diversos desarrollos teóricos interdisciplinarios  logrados en el Mental Research Institute (MRI). En el Capítulo 5, Jorge Colapinto subraya la importancia de ofrecer soluciones pertinentes a las condiciones particulares de las familias y desmitifica las características del enfoque estructural que, despojadas de su contexto histórico, son con frecuencia malinterpretadas. Colapinto además presenta los principios generales, valores, e instrumentos catalizadores del enfoque estructural que provocan el cambio. En el Capítulo 6, Luigi Boscolo, Paolo Bertrando y Felipe Gálvez presentan la historia del modelo sistémico de Milán. Esta historia es un proceso que parte del modelo estratégico propuesto por el MRI. Se bifurca en una cibernética de primer orden representada por el trabajo de Selvini-Palazzoli y Prata, y una cibernética de segundo orden continuada por Boscolo y Cecchin, y continúa con la transformación del terapeuta sistémico en el marco posmoderno. En el Capítulo 7, Tom Strong y Karl Tomm presentan la terapia social – construccionista, cuyo enfoque central es la interacción conversacional. Su fin es reemplazar patrones interpersonales patologizantes (PIPs) por patrones interpersonales curativos (PICs). El Capítulo 8, por Paulina G. McCullough, expone la teoría de Murray Bowen, y cómo la evolución gradual del sistema emocional familiar se trasmite de manera intergeneracional mediante patrones definidos. El Capítulo 9, Terry S. Trepper demuestra cómo el enfoque pragmático, basado en evidencias que sustenta la práctica de la terapia breve centrada en soluciones, ha generado una base sólida para comprobar su eficacia y permitir una amplia aplicabilidad. En el Capítulo 10, Margarita Tarragona presenta la terapia narrativa como un movimiento que inicia con Michael White y David Epston. Ellos consideran que los problemas se presentan cuando las personas viven dentro de historias dominantes. Tarragona considera que en la terapia narrativa se enmarcan otros modelos posmodernos con los que se comparten determinados principios, posturas, e intereses. El Capítulo 11, por Mónica Kimelman, trata acerca de la teoría vincular, un modelo de intervención basado en múltiples teorías interdisciplinarias. Esta práctica procura actuar sobre las variables del proceso de vinculación, que incluye la lectura empática de las señales que emite el bebé con el fin de elevar la calidad de la maternidad.

La Parte 3, dedicada a la pareja, incluye el capítulo de Sergio Bernales. El autor define pareja como aquella díada que se relaciona mediante el amor, y propone una terapia de pareja que logre rescatar el amor por sobre lo emocional y lo funcional. En el Capítulo 13, Frank Dattilio sintetiza la terapia cognitivo – conductual con parejas. Describe sus bases teóricas, efectividad, objetivos, tipos de intervenciones, y su potencial de integración con otros enfoques.

En la Parte 4, Juan Linares recorre, en retrospectiva, la visión histórica de los trastornos de personalidad y ofrece una teoría relacional al respecto. Linares concibe la personalidad como una trama que se forja en la relación entre la narrativa individual y la modalidad familiar, que a su vez se desprende de los niveles de armonía que logra la familia entre el amor conyugal y la parentalidad. Arturo Roizblatt y Francisca Friedmann, en el Capítulo 15, tratan el tema del divorcio y la mediación en la familia. Los autores explican las fases y tareas del proceso de separación, los retos de cada miembro familiar, presentan las características de diversos tipos de familias ensambladas, y las distintas posturas de la mediación familiar. En el Capítulo 16, Ana Margarita Maida y María Elisa Molina abordan la terapia familiar en el contexto de violencia; analizan la complejidad de sus formas; aclaran los objetivos de la terapia, brindan pautas para el manejo terapéutico, y recalcan la importancia del trabajo multidisciplinario. El Capítulo 17, por M. Duncan Stanton y Anthony W. Heath, trata sobre la importante función que tiene la familia y la pareja en situaciones de abuso de sustancias. Explican cómo la interacción familiar mantiene el síntoma; delinean etapas generales para la terapia familiar;  y reseñan la investigación acerca de diversos métodos en relación a sus resultados. Niels Biedermann y Pablo Salinas, en el Capítulo 18, describen la psicosis y la bipolaridad en la psicoterapia relacional a la luz de las perspectivas biomédica y psicosocial. Brindan un repaso histórico de cómo ambos han sido concebidos, describen las dinámicas familiares, y subrayan las objetivos de la terapia y el énfasis que cada modelo terapéutico recalca. El Capítulo 19, por Patricia Cordella, presenta los fundamentos de los trastornos de la alimentación, describe sus fases, defiende el valor de la intersubjetividad en el desarrollo de la vulnerabilidad neurobiológica, describe la hipótesis terapéutica para trabajar con estos casos, y presenta algunos modelos de intervención familiar.

La última parte del libro trata sobre resiliencia. En el Capítulo 20, María Angélica Kotliarenco e Irma Cáceres tratan los conceptos y patrones de cómo se desarrolla la resiliencia, y su complemento, el apego. Judith Landau, en el Capítulo 21, expone el valor de la resiliencia comunitaria y familiar como un recurso crucial para responder a desastres graves. Ellas consideran que el acceso a la resiliencia pasada o histórica, y la conexión emocional con la familia y la comunidad, juegan un papel crucial en la continuidad de estas familias.

¿Y luego?

Tal como se demuestra en esta reseña, el libro Terapia de Familia y Pareja aborda el campo de la terapia familiar desde una gran variedad de perspectivas. Sin embargo, como investigadora latinoamericana de formación multidisciplinaria y desde una postura inclusiva y colaborativa en la práctica de la psicoterapia, presento a continuación algunas reflexiones críticas.¹ Estos seis puntos desarrollados a partir de las cualidades del libro de Roizblatt invitan a futuras reflexiones en el campo.

1. Más allá de la técnica

“Cierre ahora el libro. Es un libro de técnicas. Más allá de la técnica está la sabiduría, que es el conocimiento de las conexiones entre las cosas” (Minuchin & Fishman, 1981, p. 289).  Cada vez que leo esta cita, imagino un lector desconcertado en su búsqueda de certezas. Esta frase que yo aquí repito, y está citada en uno de los artículos de la compilación de Arturo Roizblatt, representa un enigma que hoy comprendemos mejor: un cambio de un paradigma al cual no pretendemos retornar.

Han pasado ya más de treinta años desde que el mensaje de uno de los líderes más relevantes del modelo de intervención estructural, Salvador Minuchin, arropó el anzuelo de la respuesta en un no – lugar, ²con la incertidumbre ya no a cuestas, sino como herramienta a favor del cambio. Aunque la psicoterapia es una práctica social, muchas veces afirma estar basada en fundamentos científicos. Hoy en día, esto genera una paradoja única ya que los métodos científicos han demostrado estadísticamente que la maestría del proceso terapéutico no está en la técnica misma.³

Y si la cita de Minuchin ejemplifica lo que puede suceder en el campo cuando se presenta un libro con propuesta, ¿qué es lo que podría brindar una compilación como la de Arturo Roizblatt al campo de la salud mental? El conjunto de artículos problematiza un aspecto de la teoría y práctica de la terapia de familia y pareja que considero aún no ha sido debidamente superado.⁴ Terapia de Familia y Pareja se abre como una provocación que incita al despertar de las cualidades críticas del lector. Sus páginas se convierten en un reto epistemológico pero también crítico, pues invitan a pensar la teoría que acompaña la práctica, a la luz de la diversidad que compone el presente momento histórico. Más aún, fuera de todo intento de ser un manual de fórmulas o técnicas, cada artículo contiene un estado del arte de varios de los enfoques más populares que actualmente conforman la terapia familiar.

¿Será probable que la posmodernidad ha madurado lo suficiente como para lograr la “co-convivencia” crítica y tolerante de prácticas? En este libro, la coexistencia se muestra como un hilo invisible que sostiene el conjunto. El lente que enfoca, desde el presente, a cada una de las teorías que componen la terapia familiar, es como una mirada dislocada en el tiempo de la lectura clásica del campo. Resulta, por ejemplo, que la terapia estructural no es la que yo alguna vez conocí. (Releerla nuevamente provee el sentimiento de re- visitar a un viejo amigo). Como pensamiento vivo y estructura que media con el entorno, le ha sucedido la vida, y ha tenido también un ciclo de vida. Esta experiencia personal con uno de los artículos de Terapia de Familia y Pareja, le podría suceder al lector con cualquier otro texto del ensamble.

2. Una compilación actualizada en idioma español

El siguiente plus de Terapia de Familia y Pareja es el resultado del esfuerzo que implica publicar una compilación de buena calidad, y escrita para la población hispano parlante de las Américas, (y me refiero aquí al continente americano, o el “Nuevo Mundo”, como fue denominado luego de la conquista), donde reside más del 90% de la población hispanohablante de nuestro planeta.⁵ Me formé en universidades latinoamericanas. Casi siempre con fotocopias de fotocopias de los escasos libros originales que se podían encontrar en español. Si la lectura de tinta negra difuminada por la copia puede ser difícil, qué decir de las fotocopias de textos al apuro subrayados (ojalá con líneas rectas de marcador fluorescente y no con el pulso ondulado de una pluma) y luego anotadas por profesores que, alguna vez como nosotros, escribieron con emoción sus ideas alrededor de los márgenes. Ni que decir del practicante que debía nutrirse de textos en un idioma extranjero y nunca hasta ahora aprendido. En este caso, había que bendecir a los traductores especializados. Usualmente, en las universidades latinoamericanas, el inglés es requerido únicamente para la lectura de textos claves. Frente a un inglés especializado, el sufrimiento del practicante se triplica entonces. No solamente porque al alumno no bilingüe se le aplica una buena dosis de culpa ya que “el inglés es requisito para la carrera”, sino porque además ahora el estudiante tiene que lidiar con el incomprensible texto en dos niveles: forma (literalmente hablando, debido a los garabatos de quien anteriormente se adueñó del texto) y contenido.

3. Inclusión de diversas teorías

El alcance de un texto como Terapia de Familia y Pareja, que integra, contrasta y suma perspectivas, se podrá traducir, de la mano de una recepción apropiada, en la formación de estudiantes críticos capaces de comprender mejor los textos de su especialidad. Estudié psicología en tres países latinoamericanos.⁶ En Quito, Ecuador, a mediados de los años noventa, me formé en una universidad cuyos textos en inglés conformaban al menos un 70% de la bibliografía requerida en el programa de psicología. Un poco más tarde, a inicios del nuevo milenio, y en el marco de un programa de especialización en terapia sistémica, observé cómo los profesores de posgrado en Bogotá, Colombia, se esforzaban por incluir literatura sobre las premisas de los enfoques que conforman la terapia familiar. El plan de estudios procuraba un cuerpo de teoría capaz de sustentar el pensamiento crítico e ilustrar los grandes cambios epistemológicos, tales como el constructivismo, el construccionismo y el posmodernismo.⁷ Ya entonces circulaban dos colecciones editoriales importantes especializadas en terapia familiar y disponibles en idioma español, además de la publicación periódica Sistemas Familiares, una revista especializada, gratuita, en línea y en  idioma español.

En la bibliografía de los programas de terapia familiar se observaba la marcada presencia y la propuesta de algunos autores hispanoamericanos, en especial, argentinos, chilenos y españoles, que conformarían aproximadamente el 30% del cuerpo bibliográfico. Continué con mi formación en Ciudad de México, a eso del 2011. México me pareció entonces un paraíso editorial, donde se podían encontrar casi todos los libros que los estudiantes latinoamericanos de psicología y terapia familiar soñamos alguna vez en tener. Pero además, México goza de una mayor cantidad de libros publicados por editoriales locales. Me pareció, desde la perspectiva de los programas de entrenamiento de los que yo formé parte, que se incorporaban en mayor medida las últimas tendencias de la psicología y la terapia familiar, tales como la integrativa y la posmoderna, y menos de propuestas tales como la estructural o la interaccional, como por ejemplo las contribuciones tempranas del Mental Research Institute (MRI). Considero que, no porque estas escuelas hayan dejado de producir literatura nueva o no se consideren propuestas novísimas, debían ser puestas de lado o recordadas como un monumento del pasado, ya que son los cimientos sobre los cuales los paradigmas actuales emergieron.

4. Invitación  a la lectura crítica

El pragmatismo y la rapidez que envuelven nuestros tiempos dificultan el minucioso estudio de la teoría y lo vuelven un quehacer demasiado privilegiado, cuasi imposible. Además, en las últimas décadas y en parte debido a los desarrollos tecnológicos, la teoría ha avanzado con una voluntad impetuosa. El resultado podría ser entonces, un practicante formado en las nuevas filosofías, pero sin un sustento sólido sobre sus lugares de procedencia. La inclusión del contexto, no solo a nivel práctico, sino en la comprensión de la teoría, juega un papel primordial. La consecuencia de no tener un fuerte sentido de los fundamentos históricos de la terapia familiar puede aparecer en el espacio terapéutico, donde la idea de modelos rígidos puede llevar al supervisor, al terapeuta y a la familia, a una visión limitada de la situación. Como consecuencia, todo el sistema terapéutico puede entramparse en un dilema, entre las rígidas lógicas del pensamiento moderno y la falta de consciencia sobre la vasta complejidad del entorno.

Los críticos del pensamiento moderno dirán que este tiende a la simplificación de lo complejo, a la ilusión de la comprensión total, a la estructuración rígida y al pensamiento fijo que deviene en verdad única. Todos estos modos cognitivos, de convertirse en paradigmas, no facilitan la comprensión o resolución de los escenarios a los que se enfrenta usualmente el terapeuta o practicante familiar. En Latinoamérica, encontramos una variedad de culturas y familias “multi – problemáticas” y por ende, “multi- recursivas”, que no se deslindan de las complejidades de los procesos de colonización, constantemente representado en un “deber ser” imposible. Del otro lado, la crítica cuestiona a la corriente posmoderna como móvil, poco comprometida, desarraigada, demasiado líquida, ambigua, en fin. Aun cuando suene seductor, la ética del pensamiento posmoderno radical escasamente podrá convertir un devenir filosófico y derrideano en un plan específico.⁸ Cualquier proyecto práctico en el campo de la salud mental requiere de un propósito y una intención determinada, y nos invitará a ejercitar la diferenciación, fragmentación, y heterogeneización. Consecuentemente, cualquier empresa adoptará una postura que, mediante la defensa de posiciones particulares, sostendrá las actividades propuestas mediante el conocimiento autorizado.  Esta no es solamente la manera como las políticas de nuestro campo funcionan, pero también la manera como otros entienden nuestras propuestas. El significado del esfuerzo es solamente comprendido en contraste con otros puntos de referencia en el campo. Aún en el dominio de lo abstracto, un determinado nivel de priorización y objetivación es requerido para el propósito de la construcción de modelos. El uso de los valores modernos como la determinación y la categorización son necesarios para lograr fines prácticos. Al final del día, ambos parámetros, modernidad y posmodernidad, son parte del complejo baile epistemológico existente en nuestro entorno. La diferencia que hace la diferencia, diría Bateson, entre ambos paradigmas, está en la relación unidireccional de inclusión, en el sentido de que probablemente la posmodernidad podría absorber la modernidad, mientras que lo contrario no sería posible (sin perder su cualidad). Explorar la posmodernidad es asumirse complejos, diversos, a veces contradictorios. Si el espacio terapéutico fuese un discurso, escuchar una sola conversación será suficiente para observar(nos) transcurrir entre diferentes niveles, posiciones, posturas, discursos, y enfoques.

Alejados de la posición del observador neutral, e incluidos como parte del sistema terapéutico, habrán muchas veces donde el interlocutor (ya sea el cliente o el terapeuta) se entrampa de manera rígida en pensamientos de estructura moderna. Ser parte del diálogo nos lleva, de ida y vuelta, entre el modernismo y el posmodernismo en cuestión de minutos, aun cuando decidamos identificarnos con una escuela de pensamiento o enfoque específico. De allí que la inclusión y la postura integrativa logran representar con coherencia los diálogos que se llevan a cabo en el mundo.

Toda lectura crítica, y hablo de crítica como el gesto del lector ante el texto y no como un texto con características reflexivas, expondrá nuestras verdades. Toda comprensión es el devenir de una nueva pregunta. Esta apertura a la exploración de supuestos inicia, o no, como invitación de quien lidera el espacio terapéutico. El pensamiento, como el medio, están en constante movimiento; y las familias, parejas e individuos que acceden a los servicios asociados con la salud mental ofrecidos ya sea por el médico familiar, el trabajador social, el mediador, el psicoterapeuta, el psiquiatra, el docente, o el coach, usualmente requieren de estrategias novedosas para superar el estancamiento y la inmovilidad.

5. Desmitificación de estereotipos en la historia y práctica del campo

Este libro documenta el estado del arte acerca de los diversos campos asociados a la terapia familiar en América y desmitifica una gran cantidad de estereotipos sobre el campo. Ya sea por el exceso de compromisos que amarran el campo con intereses económicos que no permiten la imparcialidad, o por falta de un adecuado apoyo institucional y estatal, hoy en día la representación del practicante clínico en América se mueve entre dos prototipos extremos: o es una especie de poeta social que trabaja sin ser bien remunerado y para una segmento de la población sumamente limitada, o es un gran capitalista muy bien apadrinado que promueve una billonaria industria farmacéutica. Pero el practicante familiar casi siempre está lejos de estos dos polos, pues la riqueza de los discursos producidos en el campo lo coloca tan a la vanguardia como la filosofía o la literatura contemporáneas. Quizá por ello, su discurso es muchas veces suficiente para sobrellevar las dificultades de los sistemas humanos sin considerar, como solución única o aislada, los diagnósticos, fármacos, o explicaciones que centran el problema en el individuo. La producción de profesionales asociados con el bien-estar y la salud mental es una cuestión epistemológica. Y es, en primera instancia, responsabilidad y opción personal del terapeuta, continuar con la formación y actualización de sus recursos críticos, metodológicos, técnicos, epistemológicos, científicos, relacionales, emocionales y espirituales. Es sin duda, y mucho más en un lugar como Latinoamérica donde, a falta de recursos de todo tipo, la búsqueda de un profesional para tratar el bienestar emocional es concebido como un lujo. O incluso, como algo innecesario, ya que muchas veces se equipara lo social con lo emocional. “Si hay dinero mejor lo gastamos en la fiesta del viernes, seguro eso nos pone contentos a todos”. Y bien que esto puede ser cierto.

En Canadá y Estados Unidos, la situación del campo de la salud mental es distinto. Su desarrollo fue favorecido inicialmente por la inversión multibillonaria de la industria farmacológica que muchas veces, en colaboración con el estado, buscaron soluciones eficaces para la población. Sin embargo, esta estrategia generó cierta dependencia al estudio de la patología, o lo que yo denomino, la colonización del el discurso del déficit. Esta imprudente apuesta se convierte en desgracia cuando se ofrece como tratamiento único y mejor para las masas. El desplome del modelo será la pretensión de estas empresas multinacionales por demostrar la efectividad del tratamiento farmacológico a toda costa, con el fin último de recuperar la inversión y generar capital. Acá nos encontramos, en cambio, frente a una población sobrecargada con etiquetas de descalificación (ver DSM-V), como es el caso de los millones de niños diagnosticados con TDA o TDAH; o una población adulta hiper-medicada y adicta, que resulta en una epidemia de muertes trágicas por analgésicos opioides o narcóticas, tales como el sobre uso de codeína, oxicodona, e hidrocodona.

6. Recuperación de la historia de la terapia familiar como proceso

Igual que para la literatura existen los clásicos, lo es la historia del campo para la salud mental. Comprender cómo es que hemos llegado hasta acá nos permite dar pasos firmes hacia el futuro. Somos devenir conformado por las historias de nuestros antepasados. La trayectoria de la terapia familiar no es solo una manera de honrar la genealogía, sino también, la puerta para la comprensión, donde está el acceso a la sabiduría.  Es mediante su lectura que se accede al mapa recorrido. Pero además, si la historia permite comprender cómo es que hemos llegado hasta acá, entonces también permite la posibilidad de plantear nuevos rumbos futuros. Así mismo, el conocimiento histórico es únicamente legitimado en la práctica. Desconocer los antecedentes no solo es ignorar, sino además, perder la posibilidad de relacionarse con el trabajo de tantos profesionales que dedicaron su vida al campo.

Lejos de los centros de experimentación científica, el trabajo terapéutico se acerca muchas veces más a las ciencias sociales que a las exactas. Si toda herramienta se desprende del lente epistemológico y la filosofía del terapeuta, es porque estos son sus recursos más relevantes. Lejos de aferrarse una sola teoría, la complejidad que el terapeuta experimenta en su día a día requiere de la capacidad de discernimiento necesaria para construir las mejores opciones disponibles para cada cliente. Por ello, desconocer la historia de la terapia familiar es igual de grave que no actualizar nuestros conocimientos. La política con “p” minúscula no es sino la conciencia de que en cada momento tomamos posición, aun cuando esta sea “no tomar posición”.

7. El campo como diálogo multidisciplinario

El libro de texto compilado por Roizblatt nos permite reconocernos como parte de un proceso y no como un producto final. Somos devenir constante en relación, no solo con la historia, sino también con los demás actores y el entorno actual. El texto invita a varios profesionales a dialogar sobre sus especialidades y actividades. Docentes y practicantes de diversas áreas (e.g. medicina, psicología, psiquiatría, terapia familiar y de pareja, liderazgo organizacional, trabajadores sociales, entre otros) conversan en este libro, que es resultado de la aplicación de la teoría de la terapia de familia en distintas esferas institucionales y multidisciplinarios. En esta compilación, diversos autores se unen conformando un cuerpo de conocimiento que da cuenta de varios de los desarrollos más relevantes en América. Se reúnen en este volumen autores clásicos de la terapia familiar; autores que representan el desarrollo continuo del legado de importantes perspectivas, y autores contemporáneos de las ramas posmodernas.

8. Aplicaciones para Latinoamérica

Habrá que aumentar la ventaja de contar con textos que disminuyan la distancia entre la teoría y la práctica mediante aplicaciones específicas para Latinoamérica. Los profesionales que escriben en este libro han dedicado toda una vida a especializarse en diversos temas, pero también es cierto lo contrario: que probablemente se hayan convertido en especialistas porque han dedicado toda una vida a comprometerse con lo que aman y lo que creen. Esta compilación es un modelo ejemplar para Latinoamérica; una invitación a continuar el camino tomado por sus autores. Es también una propuesta para que más personas relacionadas a la terapia familiar escriban sus experiencias con el fin de construir un cuerpo de trabajo práctico y teórico aplicado al contexto particular de Latinoamérica. No es novedad que los países latinoamericanos, no cuenten con grandes presupuestos para la investigación, ni mucho menos, con fuentes bibliográficas actualizadas y necesarias para estudiar y escribir a fondo sobre estos temas. Como consecuencia de una mega transformación cultural que incluye procesos de colonización, sincretismo, hibridación, globalización, y aculturación, América se encuentra hoy poblada por una masa híbrida largamente compuesta de los descendientes de los pueblos indígenas de las Américas y los descendientes de emigrantes europeos, ambos teniendo que negociar sus maneras de estar en el mundo, y muchas veces sintiéndose amenazados por la pérdida de las tradiciones originales que alguna vez mantuvieron a sus comunidades unidas. La mayoría de la población de Latinoamérica también se encuentran lejos de los más altos estándares de excelencia en educación, salud y demás normas de la tradición occidental. Considero que estos nuevos discursos escritos por y para latinoamericanos son necesarios, ya que no solamente se proponen balancear la apropiación de las historias hegemónicas que podrían dominar el campo de la terapia familiar, sino que, y sobre todo, se construyen por la necesidad de compartir nuestras experiencias y generar un cuerpo teórico capaz de reflejar nuestra situación con exactitud.

9. Una visión orgánica e incluyente de los discursos silenciados

Reading Terapia de Familia y Pareja deconstruye mitos, y cualquier suposición obsoleta que las personas puedan tener sobre la terapia familiar. Una visión estereotípica e inconexa acerca de las diversas escuelas y propuestas clásicas puede reemplazarse por un paisaje epistemológico más orgánico mediante la cual el principal beneficiario es la práctica del terapeuta. Leer este libro es abrir la puerta a una visión más relacional y concordante de los varios enfoques de la terapia familiar que se construyen gracias a la existencia del otro, y no a pesar o en contra del otro. El lector se beneficiará de esta re-lectura acerca de las historias no hegemónicas que inundan los supuestos que la gente usualmente tiene sobre la terapia familiar. ¿No es nuestro deber también recoger las historias alternativas de nuestro campo? Muchas veces, la memoria convierte nuestros recuerdos en caricaturas de lo que fueron, si es que no mantenemos claridad sobre los contextos de donde provienen. Muchas veces, dejamos de leer más sobre tal o cual perspectiva porque el tiempo nos es corto, o porque simplemente, los foros disponibles dejaron de presentar seminarios al respecto, o dejaron de ser la tendencia del día y de estar en boca de todos. Libros como este nos permiten reivindicar algunas de las voces no escuchadas de la terapia familiar, y quizás aún más importante, nos dejan comprender los contextos en los cuales ciertas agendas fueron formuladas. Quizás incluso, este tipo de libros también hacen que sea posible redimir aquellas condiciones del entorno que previamente, en un momento particular, no nos permitieron acceder a los recursos bibliográficos más actualizados.

Terapia de Familia y Pareja presenta un marco teórico importante y accesible, que sirve como libro de consulta, como libro de texto, o como un medio para la comprensión y actualización de conocimientos. Permitirse leerlo es un privilegio que confirma la tendencia integrativa de la terapia familiar, no como un discurso que acepta cualquier intervención como válida, sino como una ratificación de que la terapia familiar es un movimiento en constante cambio. La sabiduría, como la vida y nosotros mismos, incluye no sólo aceptar los multi – versos de los mapas de la terapia familiar,⁹ sino también, en regalarnos el tiempo para escuchar con atención a esos otros que nos conforman y a quienes conformamos como una narrativa rítmica que propone múltiples finales, todos buenos, todos humanos, todos caminos.

Referencias

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  • Wittgenstein, L. (1958). Philosophical investigations (G. E. M. Anscombe, Trans.). Oxford, United Kingdom: Blackwell.

Notas Finales

  • * Esta reseña fue publicada por primera vez en la Revista De Familias y Terapias, Año 23, –N°36, páginas 143-153, y fue republicada en la revista Sistemas Familiares, Año 31 – N° 2, páginas 62-77. Agradezco a ambas revistas por su permanente colaboración y consentimiento para que el International Journal of Collaborative – Dialogic Practices publique la versión en inglés de esta reseña, y re-publique el artículo en idioma español.
  • ** La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a Alejandra Proaño, #204, 402 West Pender St., Vancouver, B.C., Canada, V6B1T6. E-mail: ale@alepro.ca
  • ¹ Para más detalles de la postura colaborativa y / o el movimiento integrativo, ver Anderson (2012); Anderson y Gehart (2007); y Norcross y Goldfried (2005).
  • ² Me refiero aquí a la idea de Derrida, en donde el establecimiento (y aún la promesa) del significado se compara a un anzuelo, desafiando así el concepto estructuralista de que el signo es capaz de significar de una vez por todas.
  • ³ Lambert y Ogles (2004) concluyen acerca del tratamiento manualizado: “poca evidencia respalda la noción de que técnicas específicas realicen una contribución substancial a los efectos del tratamiento” (p. 176).
  • ⁴ Me refiero a problematizar las ideas recibidas, una práctica relacionada a la postura post- colonial que ha sido históricamente predeterminada en Latinoamérica.
  • ⁵ En este ensayo, utilizo “Américas” y “América” para referirme al continente americano. El modelo continental que se enseña en Latinoamérica comprende usualmente de seis continentes, y considera a Norte, Centro y Sur América como regiones dentro del continente americano.
  • ⁶ En este ensayo hago uso de la palabra Latinoamérica como sinónimo de una identidad regional basada no tanto en constructos biológicos sino en culturales. Como un todo, en estos países predominan las características occidentales, y tienen al español y al portugués como idiomas oficiales. En estas veinte naciones que son parte de Américas, la etnicidad latina representa un 86.6% de la población; comparado con un 39.5% de descendientes indígenas, y 23.7% de Afro – descendientes. (Lizcano Fernández, 2005).
  • ⁷ Para explorar unas pocas referencias sobre las diferencias entre constructivismo, construccionismo y posmodernismo, ver Gergen (1973); Bebchuk (1993); Freedman y Combs (1996); Gergen y Warhus (2001); y Anderson (2012).
  • ⁸ Uso la palabra “devenir” en referencia a la concepción posestructural del lenguaje (y la realidad) que propone el trabajo de Derrida (1982) y que corresponde a las ideas de Wittgenstein (1958) y Bakhtin (1986).
  • ⁹ Me refiero al término “multiverso” en oposición a “universo”, tal como Humberto Maturana y Francisco Varela declaran en su trabajo. Ver Maturana y Poerksen (1998), así como Maturana y Varela (2004).

Notas del Autor:

Alejandra Proaño. Psicoterapeuta y coach profesional.
Candidata a Maestra en Psicología; Maestra en Ciencias; Maestra en Artes (Literatura).
E-mail: ale@alepro.ca

Notas de Traductor:

Alejandra Proaño. Psicoterapeuta y coach profesional.
Candidata a Maestra en Psicología; Maestra en Ciencias; Maestra en Artes (Literatura).
E-mail: ale@alepro.ca

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  • ISSN 1941-1987

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