Un Ensayo sobre Thomas King La Verdad Sobre Historias
Dan Wulff
Calgary, Canada
Resumen
Reseñas de libros son formas útiles para transmitir información de lectores potenciales que les ayudaría a discernir si le gustaría leer o no el libro por sí mismos. Una forma común de hacerlo es presentar el libro en una forma mucho más corta para dar al lector una sinopsis efectiva de lo que cada capítulo dice. Sirve como un amplio resumen o extracto. Si el lector de la revista tiene despierto su interés, él/ella podría leer el libro entero. Si la revisión no le emociona probablemente pasarán desapercibido el libro.
Contexto
En este ensayo, seleccionaré diferentes citas que se relacionan y que para mí destacan como particularmente notables o desafiantes y reaccionan entre sí. Para mí, una parte importante del valor de un libro es el grado en el que me lanza a un pensamiento nuevo o provocador. La Verdad sobre Historias logró eso conmigo. El novelista y estudioso de las Primeras Naciones, Thomas King, ha escrito una serie de ensayos sobre la capacidad de las historias para formarnos y movernos. King pronunció estos ensayos en las Conferencias Massey de 2003 en la CBC Radio (se puede escuchar en la Conferencia 1 http://www.youtube.com/watch?v=wzXQoZ6pE-M).
Mucho de lo que menciona King tiene relevancia para la comprensión y prácticas colaborativas. Como profesionales colaborativos, incluso cuando valoramos puntos de vista alternativos sobre temas o cuestiones, muchas veces tendemos a mantenerlos en dicotomías-lanzando las alternativas como opuestos o mutuamente excluyentes. Esto crea una división (y probablemente tensión) que dificulta esfuerzos para unirse, sintetizar o levantar y sostener con respeto diversas perspectivas. En palabras de King,
“Confiamos opuestos fáciles. Sospechamos de complejidades, desconfiamos de contradicciones, tememos de enigmas”. (p. 25)
Las dicotomías de lo correcto e incorrecto, lo bueno y malo, y el éxito y fracaso conducen nuestro mundo-todavía-con-tendencia-modernista. Pintar el mundo en colores llamativos y fácilmente distinguibles parece ser nuestra posición por añadidura, a pesar de que, como construccionistas sociales, reconocemos las limitaciones incorporadas en esa manera ordenada de pensar.
Tal vez todas las ventajas que han llegado a nuestras vidas a través de los triunfos de los descubrimientos científicos nos han fortalecido la idea de que todo puede ser cognoscible (si lo estudiamos correctamente), los misterios son sólo formas no iluminadas de ver, y la certeza está a la vuelta de la esquina. La ciencia se ha convertido en una nueva religión -simplemente debemos creer en ella. Como religión, esperamos que dé respuestas a todas las preguntas de la vida. ¿Estamos pidiendo a la ciencia que haga más (y sea más) de lo que alguna vez razonablemente se esperaba de ella? ¿Tiene que explicar el comportamiento humano con la misma precisión y capacidad predictiva como lo hace con los átomos y moléculas?
Aquellos que nos cuentan historias acerca de la vida y que nos confunden, nos engañan, nos persiguen y nos constriñen, nos ofrecen la oportunidad de ver con ojos nuevos un estimado mundo que prefiere lo “conocido” sobre lo “desconocido”. Una vez más, King dice,
“No les muestres tu mente. Muéstrales tu imaginación”. (p. 26)
Los practicantes colaborativos estamos entusiasmados de imaginar nuevas posibilidades relacionales, en lugar de simplemente improvisar compromisos prácticos o quid pro quos entre las personas. La idea de encontrar mecanismos de colaboración probablemente sea más una serie de momentos artísticos que un proceso meramente pragmático y formal. Es similar a la creación de una pintura sobre algo que no se ha visto anteriormente. Ese tipo de potencial con ojos abiertos es lo que nos puede entusiasmar en nuestro trabajo clínico con familias y otros grupos.
Los comentarios de King sobre las dicotomías simplistas a través de las cuales vemos nuestro mundo se va discutiendo escalonadamente poco más adelante en su libro:
“… porque en el mundo del Pueblo, el mal y el bien no son tan distintos ni son entidades opuestas, ya que son afluentes del mismo río”. (p. 109)
He aquí una metáfora que restablece nuestra habitual dicotomía del bien y el mal usando otro marco. King ahora crea una imagen donde el bien y el mal ya no son dominios que se excluyen mutuamente. El Merriam-Webster Online Dictionary define un afluente como “un arroyo que desemboca en otro mayor o en un río o en un lago”. Imaginando el bien y el mal como dos afluentes de un mismo río, nos invita a imaginar lo que sería ese río. ¿Qué alimentan tanto el bien como el mal? Esta imagen nos lleva más allá de la cómoda y trillada relación dicotómica entre el bien y el mal y nos evoca una imagen de hermanamiento entre el bien y el mal, como dos elementos que se alimentan de lo mismo.
Uno de los retos del trabajo colaborativo es mantener la calma y apreciar muchos esfuerzos e iniciativas, en lugar de molestarse o criticar otros puntos de vista.
Para poder involucrarnos en prácticas colaborativas necesitamos ver diferentes puntos de vista, posiciones o acciones, tanto desde un lugar en que tienen un propósito en común como en la forma en que podrían ser imaginados como distintos. Esta forma de pensar facilita nuestro trabajo colaborativo -al ver las dicotomías como mutuamente tendemos a restringir ese trabajo. Incluso en la metáfora de King, él permite que el mal y el bien puedan ser nombrados, pero al verlos como una contribución al mismo río, uno se anima a ver los lugares de intersección final. En este sentido, ambos parecen más como hermanos que como contrincantes en la guerra. Uno de los retos del trabajo colaborativo es mantener la calma y apreciar muchos esfuerzos e iniciativas, en lugar de molestarse o criticar otros puntos de vista. Todavía podemos celebrar diversas posiciones dentro de los mismos temas, pero las vemos como posiciones creadas, en lugar de afirmaciones definitivas sobre “cómo las cosas deben ser”.
King nos da otro empujón en nuestro pensamiento, uno que todavía tiene a mi cabeza revoloteando:
“Pero lo que Momaday y otros escritores nativos sugieren es que hay otras formas de imaginar el mundo, maneras que no dependen tanto de opuestos sino más bien de cooperaciones, y se plantean la cuestión tormentosa sobre qué más se podría hacer si se confrontara la apariencia del mal. Entonces, ¿cómo manejaríamos un universo en el que el intento de destruir el mal es visto como una forma de locura?”. (p.110)
Dicotomizar simplifica pero enmascara los matices de las personas y sus vidas -ofrece caricaturas de las personas, recortes de cartón que mistifican en vez de clarificar.
Dicotomizar a menudo conduce a tratar de maximizar el polo deseable y minimizar el polo indeseable. Si creamos algo como malo, ¿estamos obligados a tratar de erradicarlo? Si construimos la conducta de una persona como mal, ¿estamos entonces comprometidos a aniquilar ese comportamiento? ¿Es ésta una actitud productiva que debemos tomar? Con la lógica anterior de King, posicionando algo como mal, nos deja poca capacidad de maniobra -y requiere de una fuerte reprimenda y acciones que deben ser destruidas. Del mismo modo, definir algo como bueno (“todo está bien”) nos coloca en la posición de defender completa e irrevocablemente a esa persona y/o comportamiento. Dicotomizar simplifica pero enmascara los matices de las personas y sus vidas -ofrece caricaturas de las personas, recortes de cartón que mistifican en vez de clarificar.
Desde otro género literario (novela negra), Henning Mankell comparte su opinión sobre el tema de las historias como elementos fundamentales y permanentes en la vida a través de uno de sus personajes: “No todo lo que es comprensible”, dijo Mabasha, “Una historia es un viaje sin fin” (The white lioness, 2003, p. 263). Probablemente, cada uno de nosotros pueda recordar una situación o relación en nuestra vida que no fue claramente descifrable. Tal vez probamos diversas formas de darles sentido, pero cada camino nos dejó con ganas de entender más. Uno se pregunta con qué frecuencia nos hemos conformado con entender algo de una determinada manera que se acerca más a nuestra forma optimista de pensar que a una comprensión lúcida. A veces queremos que las cosas sean claras cuando no se presentan de esa manera. Las historias tienen la capacidad de proporcionarnos la materia prima con la que nos sentimos seguros en nuestras vidas/mundos y con el material para permanecer sin certezas, curiosos y cuestionadores. El trabajo colaborativo es una de esas prácticas que siempre está sin terminarse -disponible para rehacerse y comenzar de nuevo. King nos muestra en relieve el gran reto y potencial que tenemos ante nosotros si seguimos el espíritu y la práctica del trabajo colaborativo. Tanto Mankell arriba como King a lo largo de este ensayo nos invitan a creer que las historias nunca se terminan, nunca finalizan. Los practicantes colaborativos tienen muchas razones para alegrarse de esto.
Notas Finales
King, T. (2003). The truth about stories: A native narrative. Minneapolis, MN: University of Minnesota.
Mankell, H. (2003). The white lioness (L. Thompson, Trans.). New York, NY: Vintage Books.
Nota del Autor
Dan Wulff, PhD
Faculty of Social Work
University of Calgary
Calgary, Alberta, Canada
dwulff@ucalgary.ca
Nota del Traductor
Monica Sesma-Vazquez
Werklund School of Education
University of Calgary
Calgary, Alberta, Canada
msesmava@ucalgary.ca