Ann Cattanach, Narrative Approaches in Play with Children
Jessica Kingsley Publishers, London and Philadelphia, 2008
Mari Carmen García Mulsa
Mexico City, Mexico
El libro Narrative Approaches in Play with Children de Ann Cattanach es un compendio de mitos, cuentos populares, cuentos personales que ayudan en el trabajo terapéutico con los niños para darle sentido a sus vidas y encontrar su propia identidad. Al leerlo se antoja poder hacer este tipo de libros en cada cultura, poder reunir cuentos de esta naturaleza con fines terapéuticos.
Ann Cattanach describe en el libro técnicas narrativas de juego con niños para terapeutas y padres, con una aproximación colaborativa. Es un libro sobre historias y la manera en que impactan en nuestras vidas –dice Ann Cattanach. Es sobre la manera en que las historias que desde la niñez escuchamos de otros y las que hacemos de nosotros mismos, nos ayudan a formar nuestra identidad y nuestro sentido del self.
Con una introducción sobre lo que es juego narrativo, los propósitos de la teoría de la construcción social, la aproximación hermenéutica del mundo, el enfoque narrativo de White y Epston, el desarrollo de la imaginación y del juego de simulación(pretend play), Cattanach delinea las bases para establecer una comunicación entre niños y adultos en la que se co-construya un espacio y una relación que permita desarrollar una identidad personal y social usando historias que den sentido a los eventos de la vida.
Lo que llama la atención y le da valor a esta publicación es la inclusión, a lo largo del libro y desde el primer párrafo, de canciones, poemas, rimas, adivinanzas, cuentos, historias de diversas culturas que dan cuenta de la variedad de puntos de vista del mundo y que pueden ayudar a los niños a comprender sus luchas de una manera universal.
En el primer capítulo Ann Cattanach habla de la relación terapéutica partiendo de los conocimientos sobre la historia de la infancia (cita el maravilloso libro del historiador francés Phillippe Ariès, Centuries of Childhood, en el que se analiza la evolución histórica de la vida familiar y de la niñez a lo largo de cuatro siglos) y de los propios constructos que los adultos tenemos sobre ella para poder entender a los niños, sus juegos y símbolos, el espacio, los materiales y las reglas.
Cattanach destaca en el capítulo 2 la forma de aproximarnos –como terapeutas– a niños que luchan por encontrar un lugar para ellos: se puede empezar con juegos e historias sobre la creación universal como una manera de empezar su historia personal. Se le puede pedir al niño que imagine o haga un dibujo de dónde venía antes de nacer. Una manera de ser/estar antes de convertirse/A sort of being before becoming –dice ella. ¿Volaba, venía del agua, se arrastraba? Se pueden usar juguetes, objetos, arena, agua para definir esos mundos imaginarios y empezar así la propia narrativa. En todas las culturas existen historias sobre la creación que se pueden usar para ayudar a los niños a encontrar su propio lugar. De esta forma Ann Cattanach cita historias de distintas tribus de Norteamérica, de los Sioux, de los Binis de Nigeria o de los Ainu de Japón.
También muestra historias (sioux, africanas y de otros niños en terapia) sobre el fin del mundo, que reflejan los sentimientos de desolación que los niños inseguros pueden expresar. Hay historias para volver a empezar y desarrollar una relación cálida en la que el niño sea escuchado y aliviado; historias para empezar a jugar.
Y moviéndose del juego y de las historias del mundo al juego particular y de su propia cultura se llega a la historia familiar personal. Cuando los niños descubren su pasado en el juego y lo expresan, les permitirá hablar del presente y encontrar un mejor futuro.
En aquellos casos de niños con experiencias de vida traumáticas (violencia familiar, abuso físico o sexual, accidentes, enfermedades, guerra, muerte) es muy importante ayudarlos mediante el juego y una narrativa de los eventos que les de sentido, satisfacción y les permita expresar sus emociones para poder salir adelante. Ann Cattanach cita una historia escocesa en la que la muerte de 21 chicos ahogados en un lago congelado se volvió un mito; se cuenta en torno a una fogata en invierno y sirve de alivio y advertencia de alerta a la comunidad (capítulo 3). Historias rusas o de Vietnam o personales ayudan a los niños a sentir alivio, a resolver sus ansiedades jugando por medio de una historia ficticia, en lugar de presionarlos para hablar sobre su realidad.
Cattanach habla en el capítulo 4 sobre la manera de cambiar las historias dominantes de aquellos niños con problemas de apego y con dificultades en las relaciones sociales; revisa la teoría de Bowlby y explica técnicas para ayudarlos a manejar el enojo, a regular sus afectos, a comunicarse y a confiar en los adultos. Juego de roles, rimas, adivinanzas, dibujos, relajación, música y cuentos son sus herramientas para ayudar a que los adultos y los niños se vuelvan a conectar.
Otra de las dificultades para los niños que se aturden con la interacción social es entender la estructura de la escuela y de las reglas de conducta en ella –dice Ann Cattanach. Para eso establece formas lúdicas de enseñarles a los maestros a lidiar con la impulsividad de los niños con problemas de apego, para mejorar las relaciones con los compañeros, manejar el bullying y ayudar a formar lazos amistosos (capítulo 5).
Habla (capítulo 6) sobre la lucha de los niños en el mundo adulto (maestros, doctores o padres) y la manera en que aparecen en sus narraciones en donde se les percibe como monstruos, incluso a ellos mismos. Con cuentos realizados por sus clientes o cuentos de Dinamarca, Sudafrica o el clásico de Hansel y Gretel, Cattanach enseña a los niños con miedo de abandono, a confiar y superar la crueldad recibida para convertirse en parte de la familia.
En el último capítulo (capítulo 7) reúne cuentos y una completa bibliografía que reflejan la experiencia de vida de los niños. Presenta un cuento Tlingit (Native American) sobre un monstruo devorador de hombres que al ser matado por uno de los hombres valientes del pueblo, cortado y quemado, las cenizas se convierten en una nube de mosquitos que picarán eternamente a los humanos. Con este cuento se puede hablar con los niños de la manera en que permanecen del pasado aquellos recuerdos de abuso y dolor.
Existe un libro hermoso: Hijos de la Primavera. Vida y palabras de los indios de América, coordinado por Federico Navarrete bajo el proyecto editorial de Daniel Goldin cuando estuvo en el Fondo de Cultura Económica, que se publicó en 1994, con ilustraciones de Felipe Dávalos; en el que se reúnen cuentos de más 50 pueblos de América (Coras, Amazonias, Huicholes, Mexicas, Quechuas, Seris, etc.) en donde se narran aventuras de los niños, la forma en que nació el mundo, cómo empezaron las cosas, aventuras de animales, historias de vida, cantos, adivinanzas y juegos. Estos cuentos podrían utilizarse como sugiere Cattanach para trabajar de forma narrativa con niños latinoamericanos.
Como dijo Harlene Anderson: los seres humanos siempre nos hemos relacionado al contar y escuchar historias sobre nosotros y los demás. Tanto las historias propias como las ajenas determinan quienes somos. En el mejor de los casos, no somos más que uno de los múltiples autores de la constantemente cambiante narrativa en la que se convierte nuestro ser.
Nota del autor
Mari Carmen García Mulsa
Mexico City, Mexico
Traductor
Traducción por autor.