Lo Que Abre la Inocente Palabra Maleta
Reseña del Ensayo “La Maleta de mi Padre” de Orhan Pamuk [1]
Patricia Gutiérrez Fraire
Guanajuato, Gto. México
El novelista turco Orhan Pamuk publica con un diálogo íntimo la historia de la maleta que le dejó su padre dos años antes de morir, una herencia entregada en vida. La maleta guardaba los escritos y notas que hizo el padre en su juventud, mientras éste se alejaba de la familia y, como sugiere el autor, los abandonaba en Estambul durante sus estadías en París. Pamuk recuerda de niño haber visto esa maleta en la casa familiar donde creció, sabía que contenía una historia desconocida de la cual imaginaba diferentes sentidos y escenarios. ¡Cuántas veces le tocó ver esa maleta llenarse de ropa, cargarse del olor a viaje y guardar en ella un libro de notas! Al recibir la maleta, desconoce si realmente es un regalo o sólo una carga. ¿Qué habrá en ella? ¿Qué dirá su padre? ¿Confesará su otra vida? Hay un recelo ante la nueva historia, por lo cual Pamuk muestra un miedo ante la posibilidad, no quiere leer los escritos de su padre. Quizá esa nueva lectura trastoque la idea que ya posee de él, en esos textos no quisiera encontrar al padre, desea encontrarse con las pistas que lo conduzcan a conocerse a sí mismo cuando era niño.
El proceso creativo que vive el escritor está presente en la historia. El autor comenta a través de la relación con el padre cómo ha sido su encuentro y lucha con la escritura, la lectura y las palabras. Escribir no le ha sido sencillo y a pesar de que “nos acompañan las palabras de otros, las historias de otros, los libros de otros”[2] la escritura siempre le ha sido un acto solitario, de arduo trabajo sentado frente a la mesa. Este oficio desempeñado por más de 30 años proveyó al autor de una tenacidad y valentía que reprocha al padre no haber defendido.
Este libro llegó a mí sin buscarlo. En una tarde de sábado mientras paseaba por las plazuelas y callejones de Guanajuato [3], con curiosidad entré a una librería de usados, en la mesa principal estaban los títulos de algunos libros y éste en particular me robó la mirada. La inocente palabra “maleta” me condujo a escenas de viaje, al mar, pensé en reliquias llenas de recuerdo y añoranza. Me llevó a reflexionar que un libro de segunda mano lleva en sus páginas tres historias por lo menos, la historia de su existencia, la historia contada por el autor y la historia creada por cada lector. En esta reseña me estoy moviendo por estas diferentes historias y estarán ustedes además contándose su propia historia.
El texto, con un ritmo fluido y poético, nos ofrece pasajes que fácilmente podríamos conectar con nuestro quehacer terapéutico. Al hablar de la escritura, la lectura y las palabras nos encontramos sumergidos en el campo del lenguaje, nuestra principal herramienta. De ahí, uno puede moverse y recordar que la conversación es un acto creativo, y se asemeja a lo que el autor afirma cuando habla de las razones de su escritura: “escribo no para contar una historia sino para crear una historia” [4]. Como terapeutas nos convertimos en los coautores de las historias de nuestros clientes, a través de nuestras preguntas permitimos que el contenido de esa maleta brote en ideas y de ella surja la novedad. La idea de las maletas como cajas mágicas esperando ser abiertas, me remite a las historias personales. Este acto de encuentro y apertura podría describirse en palabras del autor: “era como salir del primer mundo y encontrar consuelo en la otredad, en las curiosidades y las maravillas del segundo [mundo]” [5]. Me gusta pensar que nos acercamos con respeto y responsabilidad, que las exploramos las historias con detenimiento, cuidado y apetito de conocer.
En mi caso, las palabras han sido importantes en mi historia, desde que aprendí a leer y escribir hasta la fecha. Coincido con Pamuk cuando afirma: “la literatura es la experiencia más valiosa que el ser humano ha creado para comprenderse a sí mismo” [6] . Por eso me acerco a los libros, las palabras y al lenguaje, y acomodo en esta postura conversacional y colaborativa que confirma mi lugar ante la realidad construida y mis posibilidades de intervención.
El libro en sí mismo es una maleta donde el autor guarda delicadamente la relación con su padre y la escritura. Fue en 2006 cuando Orhan Pamuk mostró el contenido de este libro-maleta. El día que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura leyó el discurso que aquí se reseña. Para esas fechas su padre ya había muerto, el autor transformó el homenaje que recibía como pretexto para agradecer el apoyo de su padre y recordar las palabras de aliento que recibió: “Algún día serás genial”.
Endnotes
[1] Pamuk, Orhan (2008) “La maleta de mi padre” México: Ed. Random House Mondadori., recopila tres ensayos, el primero que da título al libro, y otros dos textos, “El autor implícito” y “En Kars y en Frankfurt”
[2] Ibid. P. 22
[3] La ciudad de Guanajuato es patrimonio cultural de la UNESCO, se caracteriza por una geografía accidentada donde la arquitectura ha dado fruto a callejones y túneles, posee una tradición de leyendas y es parte de lo que se denomina “La ruta de la Independencia”
[4] Ibid. P. 41
[5] Ibid. P. 26
[6] Ibid. P. 22
Author Note
Patricia Gutiérrez Fraire
Terapeuta Familiar en el contexto escolar y la práctica privada
Guanajuato, Gto. México.
paty_fraire@hotmail.com